Descubrir al Señor como Buen Pastor es encontrar un remanso de paz que nos lleva al gozo de vivir.
Un tema para cada mes del año y de una frase para cada día del mes.
Vocación y misión están estrechamente ligadas, porque el Dios-que-llama nos confía e invita a realizar una misión que fecunde nuestra vida y la de los demás.
O somos misioneros o no lo somos. Si decidimos serlo daremos el verdadero sentido a nuestra vida.
Se puede ser feliz en esta vida y que vale la pena intentarlo. Hay que encontrar la puerta adecuada para la felicidad.
El autor nos brinda una profunda reflexión sobre la dimensión pedagógica de la elección, como una respuesta al misterio personal y al misterio del Otro.